Manuel Jesús Estévez Vargas, Córdoba, Junio 2010
La casa, al igual que el resto de la arquitectura, poco a poco intenta adaptarse a la evolución de la sociedad y su tecnología. Si la casa como hogar, tal como Bachelard la describía, es sumatorio de los rincones propios e individuales y, a la vez, del habitar íntimo de la familia, con profundo carácter de “lo colectivo”, elemento de cohesión y refugio de esta micro-sociedad, todo esto, lentamente, va desapareciendo, tanto por el cambio del concepto y tipo de familia como por el abandono de “lo colectivo”, por la exigencia de máxima individualidad y autonomía. El dormitorio es ahora habitación donde el individuo expresa su máxima independencia, facilitada por la enorme disponibilidad de información en internet y el auge de las redes sociales cibernéticas, aislándose de la sociedad cercana, y creando un “yo” cibernético modificable. Una estancia totalmente equipada, y cada día más, que no necesita del resto de espacios, ni de los que los ocupan. ¿Estamos evolucionando hacia una “celdificación” de la casa?
Leí hace algún tiempo un artículo acerca de la “casa del futuro” como un sitio capaz de detectar el estado emocional del individuo, adaptando su piel, textura, color, forma y olor, a dicho estado. “Eso” se “adaptaba”. Ese recinto no tenía unas cualidades propias, podía ser ese o muchos otros, en cualquier ubicación, reproduciéndolo con una precisión y definición cuasi reales. Eso no era un lugar, pero podía representar cualquier lugar, cosa o persona del mundo. La casa ya no era ni siquiera como Reyner Banham dibujaba en “A home is not a house”, una piel que protegía al individuo y cuyo centro no era otro que la “telecomunicación”, lo virtual. En esta nueva propuesta ya no hay dos objetos, es la piel la que lo envuelve todo y lo es todo, protección, comunicación y “representación virtual” de lo natural, forma y deforma, es todo lo que el individuo percibe mediante “juegos virtuales-perceptivos”. Sólo individuo y objeto-envoltorio. Todo viene dado por el objeto-máquina. No necesitamos nada más, y el resto de individuos son otros elementos virtuales más.
Entonces, ¿dónde quedaría el papel de la Arquitectura como elemento de cohesión social? ¿Sería la Arquitectura un software más?, ¿es esta la “arquitectura” que queremos?, y ¿es “eso” Arquitectura?
Me interesa sobre todo lo que uno, recapacitando, considera casa. No tiene nada que ver, fortunadamente, con Arquitecturas, sino más bien con personas, pequeños lugares muchas veces dispersos, con rincones, horizontes y tal vez arquitecturas, pero menores o imprevisibles, efímeras... Sentirse en casa… Nada que ver con poseer, y mucho con brisas marinas, conversaciones, escaleras como asientos, sombreros de ala ancha, compañías, un jersey prestado, relecturas…
Cantor: Soñar en el dormitorio
Esto no es nuevo, ni extraño, ni patológico. No es necesario abordar el asunto desde el aislamiento paradójico en la era de la conectividad, ya tenemos desde dónde hacerlo: la esferología. Resulta interesante recordar desde ella que quien está deprimido no sueña, y que es el sueño una situación necesaria para generar esferas. El habitante moderno está sufriendo una parálisis de la experiencia espacial: una implosión en el punto de impotencia. Y al contrario: para el hombre activo, su mundo forma un complejo modelo fluido de expansiones y esonancias, inmune a nostalgias e inmovilidades. Y me quedo con ganas de saber cuál es el “resto de la arquitectura”
RdL:Espacios relacionales
Realmente la casa, más que adaptarse, se ha mantenido como estructura permanente y ha sido la sociedad la que la ha acomodado a sus cambios. Justo ahora que la cambiante sociedad de la información ofrece más posibilidades, la arquitectura parece plegarse a la tendencia individualizante con una exploración
exclusivamente técnica. El reto consiste en proporcionar una estructura tipológica flexible en su interior generadora de colectividad y fundamentalmente de espacios de relación con su entorno urbano.
Eduardo: ¿Celdificación?
No sé qué es arquitectura. Me interesa lo que ocurre entre el cuerpo biológico y su envolvente inmediata, en el exterior de ambos. ¿Podría ser esto arquitectura? Entonces sería todo, y en semejante inmensidad se diluiría, dejaría de ser. Si hablamos de “hogar”, éste será subjetivo, lo encontraremos fuera de nosotros,
nos afectará, puede ser cualquier espacio, físico o virtual. Cada vez tenemos más hogares, más conectados. No veo celdas.
más información: http://www.hipo-tesis.eu/numero_hipo_e.html
La casa, al igual que el resto de la arquitectura, poco a poco intenta adaptarse a la evolución de la sociedad y su tecnología. Si la casa como hogar, tal como Bachelard la describía, es sumatorio de los rincones propios e individuales y, a la vez, del habitar íntimo de la familia, con profundo carácter de “lo colectivo”, elemento de cohesión y refugio de esta micro-sociedad, todo esto, lentamente, va desapareciendo, tanto por el cambio del concepto y tipo de familia como por el abandono de “lo colectivo”, por la exigencia de máxima individualidad y autonomía. El dormitorio es ahora habitación donde el individuo expresa su máxima independencia, facilitada por la enorme disponibilidad de información en internet y el auge de las redes sociales cibernéticas, aislándose de la sociedad cercana, y creando un “yo” cibernético modificable. Una estancia totalmente equipada, y cada día más, que no necesita del resto de espacios, ni de los que los ocupan. ¿Estamos evolucionando hacia una “celdificación” de la casa?
Leí hace algún tiempo un artículo acerca de la “casa del futuro” como un sitio capaz de detectar el estado emocional del individuo, adaptando su piel, textura, color, forma y olor, a dicho estado. “Eso” se “adaptaba”. Ese recinto no tenía unas cualidades propias, podía ser ese o muchos otros, en cualquier ubicación, reproduciéndolo con una precisión y definición cuasi reales. Eso no era un lugar, pero podía representar cualquier lugar, cosa o persona del mundo. La casa ya no era ni siquiera como Reyner Banham dibujaba en “A home is not a house”, una piel que protegía al individuo y cuyo centro no era otro que la “telecomunicación”, lo virtual. En esta nueva propuesta ya no hay dos objetos, es la piel la que lo envuelve todo y lo es todo, protección, comunicación y “representación virtual” de lo natural, forma y deforma, es todo lo que el individuo percibe mediante “juegos virtuales-perceptivos”. Sólo individuo y objeto-envoltorio. Todo viene dado por el objeto-máquina. No necesitamos nada más, y el resto de individuos son otros elementos virtuales más.
Entonces, ¿dónde quedaría el papel de la Arquitectura como elemento de cohesión social? ¿Sería la Arquitectura un software más?, ¿es esta la “arquitectura” que queremos?, y ¿es “eso” Arquitectura?
Comentarios
Anita: La casa del pasadoMe interesa sobre todo lo que uno, recapacitando, considera casa. No tiene nada que ver, fortunadamente, con Arquitecturas, sino más bien con personas, pequeños lugares muchas veces dispersos, con rincones, horizontes y tal vez arquitecturas, pero menores o imprevisibles, efímeras... Sentirse en casa… Nada que ver con poseer, y mucho con brisas marinas, conversaciones, escaleras como asientos, sombreros de ala ancha, compañías, un jersey prestado, relecturas…
Cantor: Soñar en el dormitorio
Esto no es nuevo, ni extraño, ni patológico. No es necesario abordar el asunto desde el aislamiento paradójico en la era de la conectividad, ya tenemos desde dónde hacerlo: la esferología. Resulta interesante recordar desde ella que quien está deprimido no sueña, y que es el sueño una situación necesaria para generar esferas. El habitante moderno está sufriendo una parálisis de la experiencia espacial: una implosión en el punto de impotencia. Y al contrario: para el hombre activo, su mundo forma un complejo modelo fluido de expansiones y esonancias, inmune a nostalgias e inmovilidades. Y me quedo con ganas de saber cuál es el “resto de la arquitectura”
RdL:Espacios relacionales
Realmente la casa, más que adaptarse, se ha mantenido como estructura permanente y ha sido la sociedad la que la ha acomodado a sus cambios. Justo ahora que la cambiante sociedad de la información ofrece más posibilidades, la arquitectura parece plegarse a la tendencia individualizante con una exploración
exclusivamente técnica. El reto consiste en proporcionar una estructura tipológica flexible en su interior generadora de colectividad y fundamentalmente de espacios de relación con su entorno urbano.
Eduardo: ¿Celdificación?
No sé qué es arquitectura. Me interesa lo que ocurre entre el cuerpo biológico y su envolvente inmediata, en el exterior de ambos. ¿Podría ser esto arquitectura? Entonces sería todo, y en semejante inmensidad se diluiría, dejaría de ser. Si hablamos de “hogar”, éste será subjetivo, lo encontraremos fuera de nosotros,
nos afectará, puede ser cualquier espacio, físico o virtual. Cada vez tenemos más hogares, más conectados. No veo celdas.
más información: http://www.hipo-tesis.eu/numero_hipo_e.html
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