Sara I. Ortega Donoso, Sevilla, Junio 2010
La arquitectura está condicionada desde siempre por factores técnicos, constructivos y económicos, ha ido formándose de la mano de estas condiciones explorando sus límites.
Sin embargo, la producción de arquitectura ‘pret a porter’ hoy en día se encuentra totalmente alienada de las ya-no-tan-nuevas-tecnologías. Esta dicotomía construcción-tecnología ha derivado en procesos constructivos sucios, ineficaces, insostenibles y poco seguros y ya se ha hecho notable en sociedades y economías.
Parece inconcebible que una sociedad (global) capaz de volar, navegar, viajar al espacio y comunicarse con facilidad a miles de kilómetros sea incapaz de gestionar los procesos constructivos de una manera más eficaz.
Ha habido varios intentos de mejorar estos procesos de mano de la industria unidos, en sus orígenes, a las últimas patentes en cada momento como viviendas portátiles, diseños de nudos y juntas secas, nuevos procesos constructivos y nuevas herramientas como fue la sierra de vapor; sin embargo, a pesar de los avances que pudiéramos intuir de las investigaciones en nuevos materiales desde el siglo XIX a nuestros días, que podían haber marcado una revolución en la manera de habitar y de crear arquitectura, se ha limitado a satisfacer, con poca fortuna en la mayoría de los casos, unas necesidades inminentes de vivienda, en sus comienzos (WW2) o más actualmente, una inminente necesidad de publicidad arquitectónica.
El paradigma tradicional modelo-serie tan propio de las primeras fases de la industria ha sido puesto definitivamente en crisis. Los objetos surgen a partir de herramientas ligadas sobre todo a la informática que nos proporciona de un lado software que permite (provoca o debe provocar) nuevos procesos de diseño y de otro aproximaciones de cálculo más cercanas a la realidad o a predicciones de forma y propiedades de algo perfecto que bien podría ser la híper-realidad de la que habla Baudrillard.
Cada vez estamos más cerca de poder hacerlo mejor y nos empeñamos en mirar para otro lado.
Comentarios
Pinzón: Cantor
Aunque Félix Duque haya retirado la excitabilidad a su visión de la ciudad como Mépolis, la cualificación que él daba a la ciudad desde la técnica merece atención. Duque califica a la técnica actual (ya desde Nietzsche) de antropógena y cosmogónica, una ontotecnología. Cuando el paradigma tecnológico es ontológico, y Marramao y Latour ya anuncian la caducidad de la confianza ciega en la tecnología (paradójicamente, si se quiere), la acción arquitectónica está supeditada, subsidiada. La técnica tiende a lo teleológico, es vía del desarrollo de la inmunidad –y no la comunidad- y ya hemos pasado por ahí, como para obviar consecuencias.
JivanAshu: Lo incompleto
“Lo táctil, lo relacional y lo incompleto, son experiencias físicas, que tienen lugar en el acto de dibujar […] Lo difícil y lo incompleto deberían ser acontecimientos positivos en nuestra comprensión; deberían estimularnos como no pueden hacerlo la simulación ni la fácil manipulación de objetos completos.”
R. Sennett “El Artesano”
Gonzalo: Alea jacta est
Comentó Llinás que “para hacer buena arquitectura hay que tener un buen proyecto, buen cliente, buen constructor, buen aparejador y mucha buena suerte”. Hablaba de la calle Carme. Los vecinos indignados tiraron huevos y entonces pudo modificar el blanco original que detestó -“era una virgen entre putas”-.
Un buen guión no es una buena película; una buena partitura no es buena música; una buena idea tampoco genera, per se, buena arquitectura. Y la suerte no siempre está de nuestro lado.
mmpenso: Sustentación
Lo suficiente no es necesariamente lo óptimo, lo suficiente es lo adecuado, no lo mejor, puede ser hasta contraproducente, ya que prorroga toda problemática, invierte los valores y los cuantifica. Urge entonces deshacerse de lo suficiente para “emerger desde la emergencia” a partir de la “sustentación” anclada en acciones estimulantes que transgrede los límites impuestos por la suficiencia que se ampara en lo adjetivado de lo sostenible y/o sustentable.
más información: http://www.hipo-tesis.eu/numero_hipo_f.html
La optimización de procesos es algo que me ha fascinado desde siempre.
No se trata de conseguir la perfección sino de hacer todo de la mejor manera posible; en el caso de la arquitectura aún estamos lejos de conseguirlo.
No se trata de conseguir la perfección sino de hacer todo de la mejor manera posible; en el caso de la arquitectura aún estamos lejos de conseguirlo.
La arquitectura está condicionada desde siempre por factores técnicos, constructivos y económicos, ha ido formándose de la mano de estas condiciones explorando sus límites.
Sin embargo, la producción de arquitectura ‘pret a porter’ hoy en día se encuentra totalmente alienada de las ya-no-tan-nuevas-tecnologías. Esta dicotomía construcción-tecnología ha derivado en procesos constructivos sucios, ineficaces, insostenibles y poco seguros y ya se ha hecho notable en sociedades y economías.
Parece inconcebible que una sociedad (global) capaz de volar, navegar, viajar al espacio y comunicarse con facilidad a miles de kilómetros sea incapaz de gestionar los procesos constructivos de una manera más eficaz.
Ha habido varios intentos de mejorar estos procesos de mano de la industria unidos, en sus orígenes, a las últimas patentes en cada momento como viviendas portátiles, diseños de nudos y juntas secas, nuevos procesos constructivos y nuevas herramientas como fue la sierra de vapor; sin embargo, a pesar de los avances que pudiéramos intuir de las investigaciones en nuevos materiales desde el siglo XIX a nuestros días, que podían haber marcado una revolución en la manera de habitar y de crear arquitectura, se ha limitado a satisfacer, con poca fortuna en la mayoría de los casos, unas necesidades inminentes de vivienda, en sus comienzos (WW2) o más actualmente, una inminente necesidad de publicidad arquitectónica.
El paradigma tradicional modelo-serie tan propio de las primeras fases de la industria ha sido puesto definitivamente en crisis. Los objetos surgen a partir de herramientas ligadas sobre todo a la informática que nos proporciona de un lado software que permite (provoca o debe provocar) nuevos procesos de diseño y de otro aproximaciones de cálculo más cercanas a la realidad o a predicciones de forma y propiedades de algo perfecto que bien podría ser la híper-realidad de la que habla Baudrillard.
Cada vez estamos más cerca de poder hacerlo mejor y nos empeñamos en mirar para otro lado.
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Pinzón: Cantor
Aunque Félix Duque haya retirado la excitabilidad a su visión de la ciudad como Mépolis, la cualificación que él daba a la ciudad desde la técnica merece atención. Duque califica a la técnica actual (ya desde Nietzsche) de antropógena y cosmogónica, una ontotecnología. Cuando el paradigma tecnológico es ontológico, y Marramao y Latour ya anuncian la caducidad de la confianza ciega en la tecnología (paradójicamente, si se quiere), la acción arquitectónica está supeditada, subsidiada. La técnica tiende a lo teleológico, es vía del desarrollo de la inmunidad –y no la comunidad- y ya hemos pasado por ahí, como para obviar consecuencias.
JivanAshu: Lo incompleto
“Lo táctil, lo relacional y lo incompleto, son experiencias físicas, que tienen lugar en el acto de dibujar […] Lo difícil y lo incompleto deberían ser acontecimientos positivos en nuestra comprensión; deberían estimularnos como no pueden hacerlo la simulación ni la fácil manipulación de objetos completos.”
R. Sennett “El Artesano”
Gonzalo: Alea jacta est
Comentó Llinás que “para hacer buena arquitectura hay que tener un buen proyecto, buen cliente, buen constructor, buen aparejador y mucha buena suerte”. Hablaba de la calle Carme. Los vecinos indignados tiraron huevos y entonces pudo modificar el blanco original que detestó -“era una virgen entre putas”-.
Un buen guión no es una buena película; una buena partitura no es buena música; una buena idea tampoco genera, per se, buena arquitectura. Y la suerte no siempre está de nuestro lado.
mmpenso: Sustentación
Lo suficiente no es necesariamente lo óptimo, lo suficiente es lo adecuado, no lo mejor, puede ser hasta contraproducente, ya que prorroga toda problemática, invierte los valores y los cuantifica. Urge entonces deshacerse de lo suficiente para “emerger desde la emergencia” a partir de la “sustentación” anclada en acciones estimulantes que transgrede los límites impuestos por la suficiencia que se ampara en lo adjetivado de lo sostenible y/o sustentable.
más información: http://www.hipo-tesis.eu/numero_hipo_f.html
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